Cada 17 de mayo
Cada 17 de mayo, desde hace 29 años se celebra el Día Internacional contra la Homofobia , Lesbofobia y la Transfobia, con el fin de conmemorar el día en que la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de las listas de enfermedades mentales. El objetivo de esta fecha es sencillo y a la vez muy importante, sensibilizar y luchar contra la discriminación por orientación sexual o identidad de género. Pero todavía son muchos los países que siguen castigando, incluso con pena de muerte las relaciones entre personas del mismo sexo, o o el no adecuarse al genero asignado al nacer.
Y aunque se supone que la transexualidad ya no es considerada como enfermedad, todavía esta considerada como incongruencia de género. Los rígidos cánones binaristas sobre masculinidad y feminidad siguen obligando a muchos cuerpos a cirugías y a la ingesta de fármacos para adecuar el cuerpo a una imagen idílica de lo que es ser hombre o mujer, cuando ser hombre y ser mujer es una gran variedad de corporalidades y expresiones, lo que no quita que para mucha gente sea una necesidad imperativa, porque aunque el genero sea una construcción social, para muchas personas se puede convertir en una necesidad: Una necesidad tan grande que a mucha gente le cuesta la vida.
Los avances han sido muchos , pero no podemos olvidar que en muchos países las relaciones no heteronormativas y las personas que no se identifican con su genero son condenadas a la cárcel o incluso a muerte.
Es cierto, también que cada vez desde mas administraciones publicas se crean estructuras para el desarrollo de de la igualdad en materia de diversidad sexual, pero no debemos bajar la guardia. Para muchos organismos públicos la población LGTB no es mas que un lavado de cara. Declaraciones institucionales, banderas en los balcones o fotos no son ninguna garantía de que haya una voluntad política por acabar con la LGTBfobia.
Los mecanismos de exclusión y agresión proceden de una matriz cisheterocentrista y bajo el paraguas de la diversidad se esconden múltiples formas de exclusión de otras realidades, el color de la piel, el origen, la clase social, el capacitismo, el edadismo…entre otras, son variables que conforman el crisol donde se producen las mas encarnizadas formas de odio. Y es ahí hacia donde se deben dirigir las demandas políticas. Porque detrás de ese lavado de cara solo se encuentran intereses electoralistas y económicos.
No niego que una cabalgata para celebrar el orgullo sirva para que parte de la ciudadanía reflexione sobre la libertad sexual, y que para mucha gente sea un aliciente para aceptarse, salir del armario y encontrar iguales en los que reconocerse. Pero también es cierto que en estas actividades están sobrerrepresentados los gays, los cuerpos de gimnasio, la juventud,…, ocultando, así, otros cuerpos y deseos. Las lesbianas, siempre invisibilizadas, las personas
mayores, las que tienen diversidad funcional, las racializadas que no cumplen con el atractivo erótico del exotismo colonial, y tantos otros cuerpos que no entran en el modelo uniformador del sistema.
Detrás de estas manifestaciones festivas, también hay intereses económicos, sobre todo ligados al turismo, sector este que se caracteriza por la precariedad de las condiciones laborales, en donde también se explota a personas LGTBs. También estos eventos sirven de lavado de cara de muchas administraciones que por un lado alardean de su tolerancia y “buen rollito” y por otro violan los Derechos Humanos, lo que es conocido como “Pinkwashing”, este es el caso de Israel, sede este año, del festiva de Eurovision.
Para este 17 de mayo el mensaje es bien sencillo: la lucha contra la LGTBfobia, como el feminismo, es también una lucha contra el capitalismo.
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