La cárcel de Zaballa acaba con la vida de otro joven, el segundo en lo que llevamos de mes
Uno más. La prisión de Zaballa se ha llevado por delante la vida de otro joven, esta vez de 28 años, que se encontraba preso en la cárcel de Araba. Según ha podido confirmar Hala Bedi, el joven falleció el jueves 25 de abril en el módulo 5.
Salhaketa, en un comunicado, ha denunciado que se trata de “una nueva crónica de muertes anunciadas”.
No es la primera muerte que se registra en la cárcel de Zaballa en lo que llevamos de abril: el lunes 1 de abril, un joven alavés aparecía muerto en el mismo Centro Penitenciario, por causas desconocidas.
Por si eso fuera poco, en febrero otro joven también perdía la vida en la misma cárcel. Atribuyen estas dos muertes -la del 1 de abril y la de febrero- a “presuntos suicidios”, aunque solo son hipótesis.
Y a estas dos hay que sumarle una más, la de enero de este mismo año 2019. La cárcel se cobraba entonces otra víctima, la de un joven de 28 años. El 17 de enero, jueves, los compañeros de J.A. se encontraron a este joven muerto sobre las 03:00 horas de la mañana. Se trataba también de un varón, vecino de Bizkaia.
Cuatro muertes desde 2011, todas en 2019
Se trataba la de enero de la primera muerte en esta cárcel desde el año 2011, según los datos que controla Salhaketa. “Son muertes silenciadas, sabemos que hay más”, denuncia la asociación. Dicho de otra manera: a Salhaketa no le consta ninguna muerte en ocho años pero sí cuatro en cuatro meses.
La tía y el padre del joven fallecido el 1 de abril en la cárcel de Zaballa comparecían días después de la muerte junto a Salhaketa para denunciar que la muerte de su familiar también se podría haber evitado.
A petición expresa de la familia, decidieron poner cara a Jonathan “para que deje de ser un número más en esta lista inaceptable de fallecimientos en prisión”. Se llamaba Jonathan y se apellidaba Costillas Rituerto, había nacido el año 1994 y era vecino del barrio de Zaramaga. Tenía 24 años. Según pudo saber la familia, Jonathan apareció ahorcado en su celda del módulo 7 el 1 de abril por la tarde.
La forma del fallecimiento resultaba extraña para sus familiares y allegados, como extraño parece que no hubiera habido alertas previas con el fin de prevenirlo. “Reiteramos que esta muerte, así como la inmensa mayoría de las ocurridas en prisión, ni son inevitables ni son naturales”, lamenta la familia. Cabe recordar que desde 2011, tres personas han perdido la vida en la cárcel de Zaballa, las tres en lo que llevamos de 2019.
Cinco días sin poder ver el cuerpo
Como tampoco quieren normalizarlo, familiares de Jonathan quisieron denunciar el trato de “desatención y de revictimización” que sufrió la familia las primeras horas y días tras conocerse la muerte de su allegado. Tras una escueta llamada telefónica informando de la muerte de Jonathan, desde el C.P. de Zaballa les indican que acudan a los juzgados. Sin embargo, los familiares se encuentran con los juzgados cerrados. Estuvieron cinco días sin poder ver el cuerpo de Jonathan y el trato en los juzgados, cuando acudieron para solicitar verlo, “fue de una gran falta de sensibilidad”.
Al fallecido en enero, le realizaron una autopsia y ésta demostró que el joven había fallecido por una sobredosis de heroína. Salhaketa también dio a conocer entonces un dato: el 80% de las personas que están en prisión tienen drogodependencia. El compañero de celda del joven fallecido en enero, también tuvo sobredosis aunque no falleció: “No dudéis que, encima, este preso sufrirá represalias cuando la imprudencia ha sido de las Instituciones Penitenciarias”, advertían.
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