Esperanza y rebeldía en tiempos de un mundo con el que no estamos de acuerdo
Hay una famosa viñeta de Mafalda en la que se la ve pensativa ante un atlas mundial y dice: “Quiero que este mundo deje de dar vueltas como lo hace, que se pare para poderme bajar, apearme de Él, pues no estoy de acuerdo”
Esperanza y rebeldía, ambas son fundamentales para el ser humano, para cada día de nuestra vida: Nos dan fuerzas y confianza para luchar cada día. Yo diría que son el motor de nuestra existencia. Ambas, puedo decir, que las aprendí de mis padres: “El mañana no está seguro, cuando tengas un sueño en tu corazón, pero sobre todo en tu cabeza no lo dejes ir, porque los sueños son semillas de las que brotan cada mañana los mejores amaneceres. Me estaban, nos estaban transmitiendo a sus hijos esa Rebeldía y esa Esperanza que tenemos cuando vemos como alcanzable y como posible aquello que en verdad deseamos.
Por eso digo y mantengo que ambas: Esperanza y Rebeldía son fundamentales para las personas con espíritu de lucha, compromiso y cooperación. Como muy bien defiende Victor Frankl: “El hombre en busca de sentido”. Tengo, en verdad, muchos amigos médicos de profesión y de vocación, uno de ellos siempre mantiene: “Esa Esperanza y esa Rebeldía tuyas son como la sangre, no se ven, pero tienen que estar siempre ahí en el sistema sanguíneo que te da la Vida a todo tu cuerpo; por eso cuando te faltan ambas o bien una de ellas es como si te faltara la sangre. Me dice más: “Quizás te veas a ti mismo o te creas entero, pero estás muerto”.
Federico García Lorca escribía: “Lo peor de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”. Por eso en este mundo, en este sistema y sociedad que vivimos ¿nos quedan razones y motivos para la Esperanza y para la Rebeldía? Ignacio Ellacuría insistía siempre en que: “Nuestra civilización esta gravemente enferma”. Es cierto pues está en crisis el propio sistema económico, la salud, la política, la educación, los propios valores, los afectos, la convivencia… Vivimos una crisis de humanidad.
Por todo ello mantengo que es el momento de pararnos, pensar, discernir en qué mundo queremos vivir. Superando a los que dicen y mantienen que “otro mundo es posible” , yo añado que estoy convencido y por ello pongo mi Esperanza y Rebeldía que “otro mundo es necesario”.
Tenemos que hacer como con los sueños de mi Madre: “Despertar a un nuevo amanecer”. “Reaccionar como insistía mi Padre con Rebeldía auténtica (*)
Jon Sobrino lo llama” “Despertar de este sueño de esta cruel inhumanidad”. Rebelarnos contra ese egoísmo que nos amenaza, pero eso sí, ver los problemas –pues son también los nuestros- y por eso sin perder nunca la Esperanza ¡Rebelarnos y reaccionar! Buscar esos nuevos amaneceres. Ellacuría, Ignacio, lo aseveraba así: “Buscar siempre la Verdad, con ella tendremos fuerzas para luchar por la Justicia y así seremos, sin duda alguna, libres”. Construiremos ese “otro mundo” al comprometernos en ello, es decir con todos sus habitantes iguales en dignidad.
Dice muy bien Manuel Martín, Defensor de la Ciudadanía en Granada: “Estamos sobre algo irracional, la estabilidad de la sociedad en la que vivimos se basa en algo tan inestable como es el dinero”. Por eso, afirmo de nuevo, que la Esperanza y la Rebeldía son y serán siempre necesarias, tiene n que formar parte de nuestro plan de Vida, un plan que se apoye en acciones concretas, compromisos e incluso en fechas o etapas ya que eso ayudará a hacerlo realidad.
No podemos ver la Esperanza como si fuera un esperar a que algo suceda, ya que al estar unidada, en nosotros, a la Rebeldía la llenará de sentido y de expectativas y eso nos impulsará a la acción. No pueden ser, ambas, nunca un tranquilizante, son un compromiso vital en la búsqueda de soluciones.
No podemos pensar, nunca, que todo está perdido y que no podemos hacer nada. No soy antisistema, no me puedo tomar el lujo de serlo. Soy, seamos, por otro sistema, por otra civilización más solidaria, fraterna y respetuosa con la Tierra, con la Humanidad Toda. Está claro que soy, somos, seamos, de los que: ¡SIEMPRE ES 26! – ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! – ¡SALUD Y REPÚBLICA! En las tres proclamaciones está unidas ESPERANZA Y REBELDÍA.
(*) P.D. De Eduardo Galeano, rescato estos pensamientos y aseveraciones:
La esperanza.
… para mí, la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle y que,… Y me digo: “¿Dónde quedó la esperanza?”. Y la busco y no la encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho ahí, croando como un sapito minúsculo, llamándome desde todos los pastos.
La tengo, la vuelvo a perder…Pero yo nunca tuve una esperanza de receta, comprada en una tienda de corte y confección, una esperanza dogmática. Es una esperanza viva y, por lo tanto, no sólo está a salvo de la duda, sino que se alimenta de la duda.
¿Es aún posible rebelarse frente a ese férreo orden injusto?
Naturalmente que sí. En el fondo, la rebeldía es un acto que proviene del amor, del amor a los demás y del amor a las cosas que valen la pena vivir y hasta morir por ellas. Por eso resulta muy difícil definir la rebeldía. Le sucede como al amor, que lo matamos cuando le ponemos palabras para llamarlo. El amor es indefinible y a veces hasta invisible; pero existe, claro que existe. Y la rebeldía también existe de mil maneras.
La rebeldía es algo que está vivo aunque no siempre se vea. Pero tampoco hay que confundir la grandeza con lo grandote. Porque hay una multitud de fuerzas de cambio que no son espectaculares, que no ocupan los primeros planos en los medios de comunicación, pero que están haciendo mucho para que el mundo cambie.
TRAS EL DEVASTADOR INCENDIO DE MOIRA, AHORA ESTÁ ARDIENDO EL CAMPO DE SAMOS. ¿Qué manos, que intereses ocultos hay detrás de estos incendios….????
«La vivienda es un derecho universal e inviolable para todos»
EL SECRETARIO GENERAL DE LA ONU – ANTONIO GUTERRES:
Es imperativo que la vacuna contra el COVID-19 se considere un bien público global.
Necesitamos una vacuna asequible para todos, pensar que podemos proteger a la gente rica y dejar sufrir a la pobre es un error estúpido. Sería una INJUSTICIA UNIVERSAL.
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