“El Opio de los pueblos”. De porque felicitar el ramadán no nos quita lo ateas.
La semana pasada comenzó el Ramadán y empiezas a escuchar de todo…Desde la más entusiasta idea de una compañera de colectivo, que, siendo atea, ha convivido con personas musulmanas y te propone alegremente que hagamos un día de ayuno en solidaridad con nuestras vecinas y compartamos un desayuno después; ves a otra compañera muy rebelde que trabaja con juventud musulmana y desde todo su amor acompaña a quienes cuida haciendo ramadán todo el mes; luego te dice una solidaria y crítica compañera de izquierdas, de manera comprensible, que está cansada de hacer “profesiones de fe” y que si no felicitas la navidad o la semana santa ¿por qué tienes que felicitar el ramadán?. Y luego están los señoros que, además de insultarte por felicitar el ramadán a tus vecinas, te hacen todo tipo de señalamientos reduccionistas, y te quitan puntos en tu estatus de atea, socialista y feminista por pedir respeto a las creencias religiosas y prácticas culturales minorizadas, sintiéndose con
toda la legitimidad hasta para decir que ¿qué hay de malo en ser islamófobos? si las religiones
son un cáncer y que “fuera todos”.
Y no amigas, éstos últimos, no son gente de ultraderecha que ya de por sí nos inquietan… sino que son personas de izquierdas a las que les incomoda, escandaliza y enfada que colectivos, asociaciones, partidos políticos, personas; felicitemos cordialmente el ramadán como un acto de empatía y de buena vecindad y además pidamos respeto hacia a las vecinas y vecinos musulmanes, reconociendo que para ellas es un evento significativo originado de sus creencias
religiosas y culturales que cambia rutinas y en algunos casos recrudece la Islamofobia.
Dejadme deciros que como yo lo veo, esto no va de religiones, aunque en el marco occidental de los Derechos Humanos la Libertad de Creencia y Manifestación Religiosa y Cultural está protegida por Ley… Esto va de justicia social y respeto a las diferencias, requisitos indispensables para conseguir esa igualdad, valor muy europeo utópico y lejano para muchas de nosotras que vivimos en Gasteiz y en el “Norte Global”. El ramadán es un buen momento para tomar conciencia de la discriminación que viven nuestras vecinas en esta sociedad en la que falsamente nos hemos creído que hay aconfesionalidad, cuando en realidad la mayoría de la población tenemos privilegios sobre elles, en relación a nuestra cultura y creencias y a Derechos Fundamentales relacionados con la Dignidad de la Vida.
A lo largo de mi vida he compartido con personas para las que su religión, muy a mi pesar en algunos casos; ha sido parte fundamental de su vida. Yo atea, feminista y más cosas… He visto morir a un hombre Testigo de Jehová por oponerse a una transfusión de sangre ante el horror de Médicas y Jueces; he tenido un padre comunista y ateo convencido y una madre que acompañaba a sus amigas donde hiciese falta, desde a una misa, un “culto” protestante, hasta un celebración judía; he tenido un abuelo materno Palestino, cristiano, católico ortodoxo para ser exacta, que al llegar a mi país se convirtió al catolicismo apostólico y romano, única opción, pero que toda su vida convivió desde el amor y el respeto con sus compatriotas Palestinos musulmanes. Por otra parte, he compartido en comunidades de mi país con mujeres y hombres empobrecidos, luchadores, llenos de fe y esperanza motivados por el discurso de la
Teología de la Liberación que era lo único que podía mejorar sus vidas y conquistar derechos en plena guerra civil y en “La Paz”. Ahora veo con dolor de mi alma, cómo, muchas mujeres migradas asisten a “las iglesias” en sus pocos días o momentos libres, buscando consuelo a situaciones dramáticas que viven por el racismo, machismo y capitalismo que les atraviesa, cuando quizá, es la organización feminista la que puede emanciparles.
Puede que algunas personas no felicitemos ni le demos importancia a las fiestas católicas y es una opción muy válida en esta sociedad en la que sus fiestas principales se celebran en torno al calendario gregoriano… ¿Porque sí felicitar el Ramadán y pedir respeto? Pues porque si alguien no ve que la Islamofobia imperante requiere de este tipo de manifestaciones públicas es corto de miras. Si, “la religión es el opio de los pueblos”; lo creo profundamente… Pero “reduccionistas”; de la vida somos cuando nos negamos a trascender lo obvio,
cuando la realidad de convivencia y diferencia se nos queda grande para frases trilladas. ¡La complejidad de la vida nos desborda! Requerimos de analizar la realidad y actuar en coherencia.
Las consecuencias de la islamofobia son tan o más nocivas que algunas creencias religiosas; ¡la islamofobia mata personas y estamos normalizándola! Después del 11S ha formado parte del discurso de justificación de las violaciones más atroces a los derechos humanos de pueblos enteros. La Islamofobia es deshumanización de un colectivo por razones geopolíticas, económicas y una estrategia que beneficia al neocolonialismo capitalista y racista y que hace
crecer el fascismo. La islamofobia es la materialización del discurso que utilizó Maroto en su campaña municipal hace cuatro años y que afectó considerablemente nuestra convivencia, la gente de Gasteiz deberíamos tenerlo presente, ya que la Comunidad Musulmana es la 2º más representativa en nuestra ciudad.
Tenemos la responsabilidad y, sobre todo, la gente que nos consideramos de izquierdas en este contexto de auge de discursos y manifestaciones de odio, de mirar más allá de nuestros férreos e inamovibles principios ateos; lo cual no implica renuncia a ellos; de ser activos contra el fascismo y el racismo y esto hace necesario normalizar practicas criminalizadas y por las cuales se discrimina a nuestras vecinas, dejémonos de complejos, no quiere decir que hagamos buenismo o populismo, y mucho menos que demos pasos atrás en los feminismos y los derechos del colectivo LGBTIQ+
Creo que nuestras mentes occidentalizadas tienen una dificultad para entender que las creencias religiosas de las personas musulmanas y sus prácticas están muy ligadas a su cultura. Os invito a hacer la reflexión sobre cuantas de nuestras costumbres culturales vienen del catolicismo. Las personas no podemos fragmentar nuestras experiencias y lo veamos bien o no nuestras creencias y nuestra cultura influyen en nuestra cotidianidad.
Mirar más allá es ser conscientes de que somos diferentes y de que si creemos en la justicia social y la convivencia desde lo Decolonial, no imponiendo a otras personas lo nuestro, ni considerando mejores nuestras creencias y prácticas que las suyas; debemos normalizar y respetar prácticas que en nada menoscaban nuestros derechos, prácticas culturales de personas vecinas nuestras en situaciones de discriminación. El ser ateas no nos impide mostrar empatía por una fecha significativa para nuestras vecinas, y en Euskal Herria donde se ha sufrido la conculcación, discriminación y desprecio de la lengua y por ende lo euskaldun, y la cultura, deberíamos tener empatía para ello.
En Alde Zaharra de Gasteiz vivimos hace dos años un fin de Ramadán muy emotivo cuando vecinas y vecinos musulmanes nos prepararon una deliciosa cena y compartimos su fiesta, y ese día hicimos barrio. Quiero deciros sinceramente que yo jamás he sentido, teniendo conocidas musulmanas cercanas que mis principios feministas, ateos y más cosas se han visto menoscabados en mi relación con ellas. He percibido más fundamentalismo en personas de otras religiones que en la musulmana; así que creo que esto no va de religiones, es por Derechos Humanos, Convivencia y gestión de la Diferencia.
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Tania Siriany: “El Opio de los pueblos”. De porque felicitar el ramadán no nos quita lo ateas.00:07:36
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